La Vida sin Zlatan

“Creo que hemos jugado muy bien estos dos años sin él. Es el mejor jugador que hemos tenido en Suecia, pero hemos aprendido a jugar sin él y creo que lo hemos hecho bien, debemos continuar de la misma forma” Marcus Berg

 

Que la selección de Suecia que dirige Janne Andersson, se encuentre en cuartos de final, no es fruto de la casualidad, no es mérito tampoco de un solo jugador, es gracias a su trabajo defensivo y su buena capacidad para gestionar los espacios que deja el rival. Ha llegado hasta estas instancias también gracias a Emil Forsberg, el jugador del Leipzig que ha realizado una gran Copa del Mundo.

El partido entre Suecia y Suiza dejó muchas conclusiones sobre todo en las transiciones defensivas suecas. Al momento de la salida de Suiza, los suecos realizaban una presión alta y una superioridad numérica defensiva (6×4), cerrando las dos líneas de pase de Suiza, una era con Granit Xhaka y otra con Valon Behrami, a Suiza le costaba salir crear superioridades desde la salida. La selección de Suecia, se posiciona con un 4-3-3 dependiendo en que costado esté el balón y en campo propio se establece en un 4-4-2 creando un equipo compacto, promoviendo el juego por el costado del rival.

Para contrarrestar el ataque posicional que intentaba realizar la selección suiza, los dirigidos por Janne Andersson, se posicionaban en triángulos defensivos, sobre todo en el costado de Ricardo Rodríguez, los encargados de estar en esa zona activa y evitar que el jugador del Milán profundizara con facilidad, eran Gustav Svensson, Viktor Claesson y Mikael Lustig. Xherdan Shaqiri intentó jugar más por dentro que por fuera, quiso sin éxito lograr activar a sus lejanos. El jugador de origen kosovar, fue muy bien fijado por Albin Ekdal, que le incomodaba al momento de recibir, evitando que Shaqiri pudiera estar en una buena posición para lanzar y activar a sus lejanos.

El juego de Suecia también se basa en ir atacando los espacios que desocupa el rival. Llevando al adversario a zonas poco producentes, con movimientos en bloque y una presión alta que dejaba sin recursos a sus mediocentros para recibir y hacer circular el balón, los jugadores más adelantados suizos como Blerim Dzemaili pocas veces recibieron de cara, casi siempre de espaldas, porque la superioridad numérica defensiva de Suecia, impedía, que los cercanos en zonas activas, recibieran con facilidad. Una de las pocas fragilidades suecas es que al momento de ser superados en un 2×1 hay espacio que no cubren bien.

Pero los suecos también atacan y lo hacen por medio del juego directo. Es un juego donde Marcus Berg fija a los centrales y los mediocampistas suecos casi siempre ganan la segunda jugada, buscan a Emil Forsberg que está muchas veces abierto, donde recibe con tiempo y espacio para tomar la mejor decisión. Contra Suiza, el gol sueco, se dio en un ataque posicional, que habilitó a Forsberg para anotar gol. Suecia claramente sabe a lo que juega y sus transiciones defensivas son la base de su juego.

Por: Gaspar Vallecillo

Foto: FIFA.com